DIARIO DE LEÓN
JOAQUÍN COTO I LEÓN
La leyenda de la Peña crece a golpe de partidazo. Un grupo de futbolistas leoneses con mucho talento volvió a mirar a la cara a todo un Real Madrid. El equipo madridista no fue capaz de derrocar a la Peña en el Área Deportiva (O-O). Dos temporadas en División de Honor sin victoria del equipo más poderoso del mundo. Mucha culpa la tiene Adrian Benavides, el entrenador peñista, que fue fiel una vez más a sus principios. Manejó el partido y lo controló de principio a fin, ganándole siempre la partida a su colega en el banquillo ayer morado, José María Gutiérrez «Guti». Es el primer partido en el que el Real Madrid se queda sin ver puerta en lo que va de campeonato de Liga, cuando en los 70 partidos anteriores había anotado 44 golee. Y eso es culpa del equipazo peñista. El bloque dirigido por Guti sigue como lider del grupo V de la División de Honor, aunque la Peña cortó de raíz una racha de cinco victorias consecutivas del cuadro madridista.

Otra gesta histórica para un club, la Peña, que se debe a un grupo de chavales con mucho talento. El presidente, Manuel Díaz, está orgulloso: «esto emociona» dijo con los ojos  repletos de agua al final del partido.

La Peña dio otra lección de espíritu de sacrificio. Todo el equipo actuó como una piña muy junto, como le gusta a Adrián Benavides. Nadie racaneo en su cometido. Jugadores esforzados por uan causa común.

El Real Madrid nunca encontró huecos por los que penetrar en el entramado defensivo de la Peña. La primera parte fue un quiero y no puedo del Madrid frente a una Peña muy bien ordenada en el campo. Todos hicieron su papel. La defensa, impecable. El centro del campo, con ayudas continuas. Y la punta de ataque se fue creciendo conforme transcurrían los minutos. Porque en la segunda mitad la Peña se creció. Con argumentos que hacían concebir incluso con esperanzas de derrotar al mismísimo Real Madrid, «Un equipo de Champions».

El segundo acto del encuentro ya fue mucho más abierto. Apareció una Pena más atrevida. Manu comenzó a hacer de las suyas. No se achanto ni ante el gigantón perlero madridista Moha. Le miró a la cara y le midió con su espinillera. Hasta arrancó alguna de esas galopadas made in Manu que él sólo sabe hacer para sembrar el pánico en la defensa del Madrid. Manu quiso abrir el manicomio de la locura con un matotazo al Madrid, que al final no le quedó más remedio que rendirse ante una muy dura Peña.